El Podcast de Xavier Marcet

Les quisiera mostrar mi posición sobre el teletrabajo. No soy partidario del teletrabajo rígido, soy radicalmente partidario de la flexibilidad profesional. El teletrabajo rígido requiere normas, la flexibilidad profesional requiere fundamentalmente confianza. Me grabo este podcast en una semana en la que he estado en México, después he estado en varias ciudades en España, no he podido pasar por casa, no he podido pasar por la oficina, y lo extraño, tanto una cosa como la otra. Y el equipo, digamos, con el que trabajo, hace mucho tiempo que trabajamos juntos, nos conocemos bien, somos capaces de comunicarnos de cualquier modo, lo extraño.

Creo que necesito mirarles los ojos, necesito hacer bromas, necesito tener conversaciones serias, necesito que resolvamos algunos problemas, que concretemos algunas aspiraciones, y me gusta hacerlo en en modo presencial. Creo que que va mejor. El tema del trabajo ha tenido un crecimiento desde la COVID y ha sido una solución muy positiva en momentos muy críticos. Ha solucionado también cosas que son de sentido común y que son muy positivas, y en estos momentos no solamente tengo reuniones que antes me suponían largos viajes, las tengo por videoconferencia, con un resultado muy similar, no totalmente similar, pero muy similar, y lo encuentro muy positivo. También en algunas ocasiones me invitan, es una gran suerte, países de Latinoamérica, sobre todo, a dar conferencias, no por la forma que tengo organizado en mi trabajo no me es nada fácil, y muchas veces aceptan que las haga online, y es obvio que puedo llegar y hacer llegar mensajes, sobre todo de un manesmin humanista, a entornos que me interesan mucho y que me hace feliz, digamos, que quieren escuchar, digamos, ese tipo de narrativas sobre cómo veo el mundo profesional, el mundo de la empresa.

Lo que me preocupa del teletrabajo son 3 cosas. Una, que, especialmente para la gente joven, creo que es una mala solución para crecer profesionalmente. Creo que crecer profesionalmente necesita interacción, necesita observar, necesita beber de ejemplos, necesita gente que te tire para arriba, y todo esto es más fácil con la complicidad, la informalidad que da al encontrarse trabajando en una mesa. Creo que hay 1000 detalles que nos perdemos por las pantallas, 1000 detalles. Creo que los contextos no son los mismos, y por tanto, ya sé que muchas veces la gente joven es la que más aprieta, digamos, para conseguir las condiciones de teletrabajo, y entiendo que tengan una visión del trabajo distinto, no no no ni lo critico.

Digo que crecer y aprender, sobre todo, no tiene nada que ver cuando el contexto es un contexto presencial que cuando vas de pantalla en pantalla. Por tanto, una cosa que me preocupa es esta. La segunda es que yo entiendo a las empresas como una comunidad, una comunidad de personas que van de un propósito a un legado, y que comparten una cultura, unos valores, y que tienen que ganar dinero. Si no ganan dinero, van a cerrar. Entonces, no es lo mismo.

Es más, tengo experiencias de empresas que han cambiado mucho, que que en un momento determinado abrazarlo al teletrabajo lo han dejado, empresas del mundo digital especialmente, lo han dejado de abrazar porque se dan cuenta de que el vínculo se debilita enormemente. Y aquí tengo que decir que no me parece un gran negocio según qué tipo de soluciones vayamos extendiendo del teletrabajo, lo que conseguiremos es un dumping masivo. No, no, no, no, no, para nada. Creo que tener una cultura fuerte, creo que compartir los valores, y los valores se viven, los valores se viven. Es la única forma de fortalecer los valores es vivirlos juntos, y creo en este sentido que la presencialidad nos aporta, digamos, una vez más, más ejemplos, más detalles, más interacción positiva.

Ya sé que a veces la interacción puede ser también negativa, pero déjenme hacer la carga de positividad que veo que está detrás del crecimiento de muchas y muchas y muchas personas. Por lo tanto, primero me preocupa, digamos, la capacidad de crecer, de aprender, la segunda es mantener nuestras culturas, nuestros valores, que no son los productos, que también, ya lo sé, que las culturas son lo que hacen muy competitivas a muchas empresas, pero muy competitivas. Y la tercera sí, me preocupa la productividad. Miren, yo me miro todo esto desde Europa. Europa son somos con mucha diferencia, con mucha diferencia el sistema laboral, digamos, que es más equilibrado, tenemos un número de vacaciones enormemente mayor que el de otras partes del mundo, y me parece bien además, me parece bien.

Tenemos, digamos, creo, un formato de equilibrio que es muy positivo, y quiero defenderlo, quiero defenderlo, quiero defenderlo, YYY no creo, digamos, que no sea fácil competir, ni creo que no sea fácil mantener nuestras empresas sin esfuerzos, Y tengo muchos testimonios de que la productividad baja, digamos, con este formato de teletrabajo rígido. No creo no creo que en él. Pero tampoco creo en la ley del péndulo. Tampoco creo que ahora tengamos que hacer ver como si la COVID no hubiera existido y toda esta que la inexperiencia masiva no hubiera sido importante y no hubiéramos aprendido nada, no, creo en no volver a la presencialidad física rígida, no, creo la presencialidad cuando es posible, hay mucha gente que no es posible porque atiende a la gente, porque tiene hasta delante de una máquina, que no hay debate aquí. Creo que cuando es posible, creo la presencialidad flexible, y esa flexibilidad se tiene que basar en la confianza.

Si no podemos tener confianza en en que la gente cuando no necesita una interacción que aporta valor a la presencialidad, pueda estar en casa cuando tiene que concentrarse, cuando tiene que hacer determinado tipo de gestión, creo que tenemos culturas y valores débiles. Creo mucho en la flexibilidad profesional, no tanto en el teletrabajo rígido. Además, hay una cosa que no hemos solucionado, que es que hemos hemos creado una solución, una división que tendremos que saber ir resolviendo, porque hay toda una serie de gente que no tiene opción, que no tiene opción, que tiene una presencialidad condenada por la atención al cliente, por el tipo, digamos, de trabajo que hace, que es que tiene un componente física en la que 1 no puede trabajar en remoto. Creo que en el proceso de desarrollo del teletrabajo hemos aprendido muchas cosas, pero creo que ahora nos toca desaprender unas cuantas. No creo que defender el teletrabajo sea progresista, y defender la flexibilidad laboral sea conservador, para nada, para nada.

Creo que lo progresista es defender un trabajo que tenga sentido y donde la gente pueda crecer, y además donde podamos tener las mejores condiciones que sean compatibles con la sostenibilidad de nuestras empresas. Llevar las condiciones de trabajo a un punto absolutamente aspiracional que deteriore la competitividad de las empresas es tirarnos un tiro al pie, vamos, de gran dimensión, de gran calibre. No, no, necesitamos equilibrio. Para mí el equilibrio tiene que más que ver con la flexibilidad profesional que con el teletrabajo rígido. Y aquí es donde bebo de de ejemplos de empresas en las que creo que muchas de ellas están tirando atrás y en las que están intentando encontrar un punto de equilibrio.

Para mí lo importante es no que hagamos reuniones que antes eran todas presenciales y ahora que las hagamos online. Primero, para mí el punto es la calidad. Hemos aprendido a hacer reuniones online, pero no hemos aprendido a hacer reuniones mejores, y es lo que realmente necesitamos. Y cuando hay una reunión, creo que la presencialidad tiene algo que es muy importante, que solo los 5 minutos de antes, los 5 minutos después. Creo que es el contexto de miradas, que es el contexto de de la gestualidad, creo que nos perdemos mucho.

Es verdad que a veces hay una funcionalidad práctica que es rotunda, fantástica a través de las videoconferencias. Hay que saber combinar, hay que saber combinar, pero creo que ganamos mucho con esta presencialidad, que nos ayuda, que nos equilibra, y es evidente que cada caso es cada caso y y no se puede hacer cortar y pegar. Pero, en general, la experiencia a lo que me ha llevado es a defender la flexibilidad profesional basada en la confianza, más que el teletrabajo basado en la norma y la rigidez. Creo que crecemos mejor, y al final se trata de crecer haciendo crecer. Se trata de encontrar lógicas de trabajo que sean positivas.

Lo que me parece progresista de verdad es que el trabajar tenga un modo que se puede incorporar a tu vida plena, y para mí esto tiene más que ver con esta lógica de flexibilidad, de responsabilidad, de confianza, que no con normativizar el teletrabajo. Aprendimos cosas sobre el teletrabajo, creo que tenemos que desaprender cosas sobre el teletrabajo.